Un recorrido por el interior más íntimo de diversos conventos de Córdoba y provincia.

Las comunidades de vida contemplativa de nuestra diócesis, en número superior a veinte, son un maravilloso regalo de Jesucristo a su Iglesia de Córdoba.

Estas hermanas y hermanos nuestros que han respondido a la llamada del Señor y lo han dejado todo para vivir con Cristo escondidos en Dios, nos muestran la belleza infinita de la vida evangélica. Son pequeñas comunidades de cristianos que viven una auténtica hermandad, lo tienen todo en común y están sostenidas por la fuerza del Señor que está presente entre ellos mediante la oración y el trabajo. La alegría profunda que irradian al que se acerca a nuestros monasterios es la prueba palpable de la felicidad verdadera con la que viven su vocación.

La exposición fotográfica, el concurso de pintura, la mesa redonda y demás actividades que se organizan este año con motivo de la Jornada “Pro Orantibus” son una buena oportunidad para acercarnos y conocer a los hermanos y hermanas contemplativos de nuestra diócesis y una pequeña muestra de reconocimiento agradecido a la entrega silenciosa por amor a Jesucristo y a su Iglesia de Córdoba de todos y cada uno de estos hermanos nuestros.

Fotógrafos


Antonio Luque Mejías · Araceli Roldán Aranda · Carlos Lope Rodrigo · Cristóbal Río Bermudo · Eva María · Pavón González · José Antonio Chacón Pérez · José Gabriel Zurera Madrid · José Manuel González León · Juan José Peinado Pérez · Juan Luis Seco de Herrera Lorenzo · Julián Iglesias García · Luis Antonio Navarro Villanueva · Miriam Moyano Montávez · Óscar Corredera Castro · Raúl Ruiz López · Valentín Moyano Fernández


Carta de D. Demetrio Fernández

Obispo de Córdoba

La vida contemplativa es la vida en el desierto o en la clausura, no para vivir más cómodamente o desentenderse del mundo, sino para interceder por toda la humanidad y para luchar en primera línea contra Satanás y las fuerzas del mal que nos acechan. Jesucristo se fue al desierto de donde salió pertrechado para su ministerio público. “En la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno, orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios. Ofrecen así a la comunidad eclesial un singular testimonio del amor de la Iglesia por su Señor y contribuyen, con una misteriosa fecundidad apostólica, al crecimiento del Pueblo de Dios” (VC 8).

En nuestra diócesis de Córdoba hay veintitrés monasterios de vida contemplativa, tres masculinos y los demás femeninos, verdaderos centinelas de la oración. Ellos hacen presente al mundo el “solo Dios basta” de Santa Teresa de Jesús. Sus vidas sencillas, entregadas, son el tesoro escondido que sostiene la ruidosa sociedad en la que nos movemos a toda velocidad.  Su silencio pregona la esperanza en la vida eterna. Reclama que elevemos nuestra mirada al cielo para poder disfrutar de una vida más plena.

La exposición fotográfica Ventanas al cielo. Dentro de la clausura organizada por la Diócesis de Córdoba con la generosa colaboración de la Asociación de Fotógrafos Cofrades de Córdoba, del Cabildo y de los patrocinadores, pretende mostrar la realidad cotidiana de buena parte de los monasterios cordobeses de Córdoba y provincia. Varios de ellos han permitido el acceso a los fotógrafos para mostrar la peculiaridad de su vocación, la escucha a la llamada que cambió sus vidas, la comunión manifestada en la vida de comunidad, el Ora et Labora que impregna su trabajo diario y su vida austera, la alegría que expresa su plenitud de vida.

Acercar la riqueza y significado de la vida conventual a una sociedad que vive de espaldas a ella nos abre un horizonte fértil que contagia el anhelo de contemplación.

El Papa Francisco, en la Audiencia General del pasado 26 de abril proclamaba con corazón agradecido: los monjes son el corazón palpitante del anuncio, su oración es oxígeno para todos los miembros del Cuerpo de Cristo, su oración es la fuerza invisible que sostiene la misión.  

A pesar de que la secularización se extiende, nuestra Diócesis sigue siendo bendecida con numerosos monasterios. Quizá no somos conscientes de cuánta fuerza bienhechora proviene de su vida retirada. ¡Cuántas veces han intercedido por nosotros!

Hoy nuestra mirada y nuestra oración se dirigen a sus comunidades. No somos capaces de devolverles todo el bien que nos hacen. Pero podemos agradecerles el testimonio de su generosa fidelidad a Cristo y a su Iglesia.

Acto de inauguración de la exposición en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral

Breve visita por los tres espacios expositivos