Veneración de las reliquias de mártires y santos (Liturgia y mártires – XV)

Liturgia y mártires esta semana en la sección "Vivir la liturgia", de la mano del sacerdote Javier Sánchez

Cuando una iglesia –conventual, parroquial, etc.- posee reliquias verdaderas de santos y de mártires, sin duda posee algo de inmenso valor espiritual, para ofrecerlas a la veneración de los fieles.

En la Edad media se fabricaron relicarios preciosos si los fragmentos son grandes: cofres preciosos o bustos de los santos. También, si son fragmentos más pequeños, los relicarios se diseñan de tal manera que se pueden dar a besar a los fieles, y en el centro un cristal permite ver la reliquia, a modo de ostensorio. La orfebrería se mostró exquisita en sus diseños y trabajos.

Expuesto el relicario, se puede incensar al inicio de la Misa: “Con dos movimientos del turíbulo”, “y únicamente al inicio de la celebración, después de la incensación del altar” (IGMR 277).

Las reliquias para la veneración de los fieles no se situarán encima del altar, sino en un sitio conveniente (una columna, una mesa auxiliar) con su adorno y veneración: “Tampoco se colocarán sobre la mesa del altar reliquias de santos, cuando se expongan a la veneración de los fieles” (RDIA, cap. IV, n. 10).

En la solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre, las reliquias de los mártires y santos que una parroquia pueda tener, se pueden mostrar a la devoción de los cristianos, bajo el altar, entre flores y cirios. Ante esas reliquias expuestas en torno al altar, se celebra el Santo Sacrificio y las Horas de oración litúrgica.

Finalmente, una anotación sobre las reliquias, teológicamente consideradas:

“Los santos transformaron el cuerpo en que habitaban en un templo de Dios, no sólo porque les servía para la penitencia, sino porque con todas sus fuerzas, incluyendo las sensibles y las corporales, alabaron y glorificaron a Dios. Los católicos no obran mal, pues, cuando conservan sus reliquias con respeto, como una brújula para encontrar el camino en la niebla... Las reliquias de los santos se nos transmiten también, por así decirlo, pero bajo algunas condiciones: pertenecen más propiamente a la realidad de la resurrección… Son, en el mejor de los casos, un recuerdo del Espíritu que habitó en ellas y que está siempre vivo en la Eucaristía del Señor. Pues Cristo no vive como un solitario en su Iglesia, sino junto con todos los santos del cielo, de los que ya no se separa” (Von Balthasar, H.U., Católico. Aspectos del Misterio).

 

¿Sabías que en la plegaria eucarística, el pueblo interviene cuatro veces?

Según el n. 54 de la Instrucción Redemptionis Sacramentum, las intervenciones indicadas para el pueblo durante la plegaria eucarística son cuatro: las respuestas en el diálogo del Prefacio (“Y con tu espíritu”.  “Lo tenemos levantado hacia el Señor”. “Es justo y necesario”), el Santo, la aclamación después de la consagración (Anunciamos tu muerte...) y la aclamación cantada «Amén», después de la doxología final. ¡Nada más y nada menos!

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