Mariano Aguilar Aguayo, presencia de Cristo en prisión

Pastoral Penitenciara recuerda de manera especial a este voluntario fallecido recientemente

El pasado día 2 de febrero, festividad de la Presentación de Señor en el Templo, se presentó también, en el templo definitivo del cielo, nuestro hermano Mariano.

Casado con 6 hijos y 15 nietos, su vida y la de su esposa Marieli, ha estado siempre ligada a la Iglesia.  Durante 35 años siguieron el itinerario del Camino Neocatecumenal,  donde ahondaron y crecieron en la fe. Los últimos seis años  han estado viviendo la realidad eclesial en una Comunidad de Acción Católica en el Carmen de Puerta Nueva, donde Mariano, como dice San Pablo ha podido proclamar: “He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.”

Llegó a la Pastoral Penitenciaria de nuestra diócesis, con el deseo de colaborar aún más en el proyecto de Jesús de crear un mundo nuevo de fraternidad y de liberación. Pronto se convirtió en un pilar del Voluntariado, destacando por su disponibilidad absoluta en el servicio a los privados de libertad, incluso en los últimos años en que su salud se vio muy comprometida.

Su llegada a los módulos, especialmente los más dificultosos de acompañar, siempre era un motivo de profunda alegría. Sabía tratar a las personas de prisión con delicada firmeza y con una cercanía de amigo que calaba muy profundamente.

Mariano supo ver a Cristo entre los privados de libertad, llevando a su vida el mandato de Jesús: “porque estuve en la cárcel y me visitasteis.”

Su fidelidad y su buen hacer de testimonio cristiano seguirán siendo, para todo el Voluntariado Penitenciario, un ejemplo y un acicate para tomar el relevo de su hermosa labor, que, seguro, continuará realizando junto a la Virgen de la Merced, en el cielo.

Secretariado diocesano de Pastoral Penitenciaria

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