“La Iglesia es la gran mecenas y conservadora del patrimonio bibliográfico en España”
José Ángel Garro Múxika es Presidente de la Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia (ABIE) en España y ha estado presente en las XII Jornadas Técnicas celebradas por primera vez en nuestra ciudad.
¿Qué es esta Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia en España?
Nuestra asociación fue creada en 1993, es una organización sin ánimo de lucro, dependiente de la CEE con personalidad tanto canónica como civil y lo que se pretendía era agrupar y representar al personal de este tipo de bibliotecas para promover la defensa, la conservación y la difusión del ingente patrimonio que nosotros tenemos en la Iglesia en España.
¿Es la primera vez que se celebran estas jornadas en Córdoba?
Así es. Cuando nosotros nacimos en el 93, a partir de ese año empezamos ya a organizar distintos eventos, cursos, jornadas, monográficos. Pero las jornadas técnicas siempre las hemos hecho en Madrid. Este año hemos venido a Córdoba, a petición de don Demetrio así como para ver el remate final de las obras que se han acometido en la Biblioteca Diocesana de Córdoba.
¿Cuál es la importancia que revisten estas jornadas?
Todas las jornadas versan sobre algo concreto. Estas jornadas las duodécimas, versan sobre la puesta en valor de las colecciones patrimoniales. Las colecciones de libros raros, singulares, antiguos o con algo muy particular, que tienen unos acomodos distintos a la hora de catalogar. El gran valor no sólo es ver cómo se catalogan, cómo se trata documentalmente este tema sino la realización de una red de contactos con la gente con la que vas conociendo a las personas, hablas de los sistemas informáticos, hablas de las nuevas normativas a nivel internacional, hablas de los éxitos de aquí o de allá, y entonces lo que vas es enriqueciéndote tú para enriquecer luego el producto final que no es otra cosa más que el instrumento que llega al usuario. La forma de valorizar nuestro patrimonio es una forma de acercarlo a la gente.
Durante estas jornadas se están abordando aspectos como el tratamiento documental, la investigación, y la conservación del patrimonio bibliográfico, cuál resaltarías? ¿Existe una línea común a seguir?
En este tema no hay una sin la otra. Si nosotros damos importancia a la conservación y no hacemos trabajos de difusión estamos convirtiendo nuestras bibliotecas en trasteros, en grades depósitos de tesoros, que luego no afloran a su conocimiento. Si hacemos lo contrario y nos volcamos en la investigación y no en los debidos pasos que tenemos que tener en cuenta para que se conserven en los 500, 600 o 700 años en los que se han conservado hasta ahora, nos cargaríamos esta documentación en una sola generación. El tratamiento documental lo mismo, se basa en torno a la conservación porque según se conserve se signaturiza, según se signaturiza se va catalogando y se cataloga para la investigación. Es un trabajo concadenado que si se independiza una de la otra pierde el sentido de nuestro hacer.
Sin duda que estas jornadas también están ayudando para conocer el trabajo que se está haciendo en otras diócesis e intercambiar información entre los distintos profesionales de la biblioteconomía. ¿Qué aportaciones están surgiendo de estas jornadas?
Muchas, le decía que la verdadera razón de estas jornadas es el conocernos los distintos profesionales que en torno a esta temática estamos trabajando durante todo el año. La gran aportación es que todos los años conoces a nueva gente, hay nueva sabia, nuevas ideas, nuevos proyectos así como también las aportaciones de empresas del sector privado en el que sugieren visiones muy interesantes a la hora del tratamiento documental o a la hora de la difusión. Nosotros estamos hablando todo el tiempo del soporte papel o del pergamino pero tenemos que estar abiertos al soporte digital puesto que hoy no se concibe la difusión sin el mundo virtual.
El patrimonio bibliográfico eclesiástico es de gran riqueza pero también un gran desconocido para mucha gente? ¿Cómo podemos darlo a conocer?
Es difícil porque sobretodo contamos con poco personal y normalmente estamos circunscritos al tema de la catalogación y del servicio diario de la gente que viene a nuestras bibliotecas. El trabajo de dar a conocer nuestro patrimonio cuando yo entiendo que en torno al 70 o al 80% del patrimonio bibliográfico de toda España pertenece a la Iglesia. Ella es la gran creadora, la gran mecenas, la que ha conservado y la que ha expandido por toda España. Si a eso le quitamos según un reciente estudio que ha hecho la universidad de Salamanca, en el que se calculó que en la desamortización de Álvarez Mendizábal fueron desamortizados, incautados a la Iglesia Católica más de seis millones de volúmenes de los monasterios y de los conventos, nos damos cuenta de que es terrible el patrimonio que nosotros tenemos y darlo a conocer es muy difícil cuando tienes en el día doscientas tareas que hacer y teniendo los recursos que tienes. Yo reclamaría naturalmente este valor que la sociedad tiene que otorgar primero por haberlo guardado durante tantos siglos y ahora estar abiertos a la difusión. Pero también reconozco que no hacemos un trabajo de marketing para decir qué maravillas tenemos, esto es un tema que deberíamos abordarlo.