“El Señor ha estado grande con nosotros”

Entrevista al seminarista Francisco Antonio López. Recibirá mañana, el primer grado del orden sacerdotal

Francisco Antonio López López, tiene 26 años y aunque nacido en Málaga, ha vivido toda su vida en Lucena. Es el mayor de siete hermanos, hijos de Francisco Antonio y Francisca. Es alumno del Seminario Redemptoris Mater “San Juan de Ávila” de Córdoba desde el año 2010, y está realizando el 6º curso de estudios teológicos. Antes de entrar en el Seminario estudió un año la carrera de Arquitectura en la Universidad de Sevilla.

P. ¿Cómo nace en vosotros la vocación al sacerdocio?

R. Es difícil hablar de un momento puntual. Mi vocación nace como agradecimiento al amor del Señor para conmigo, del todo inmerecido. La familia ha sido la primera Iglesia doméstica dónde se me ha transmitido la fe y he empezado a aprender qué es el amor. También Dios me llamaba a través de la vida de presbíteros concretos en la parroquia y me acompañaba en una comunidad neocatecumenal.  Es verdad que durante un tiempo comencé a centrar mi vida en los estudios, el deporte (balonmano) y todo aquello que pudiera “llenarme” de algún modo. Durante una peregrinación a Fátima el Señor habló a mi corazón. Este encuentro con el amor gratuito de Dios me removió por dentro y me invitaba a seguirlo dejando las redes de la carrera, mis proyectos personales… Resonaba en mis las palabras de san Pablo cuando afirma que “Cristo murió por todos para que no vivan para sí los que viven, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Co 5,15).

P. ¿Cómo os habéis preparado en este tiempo para la ordenación?

R. Con la vida diaria del seminario, todo este tiempo es una preparación para la ordenación. El seminario es un lugar donde se aprende a estar disponible en el servicio al otro. Y esto no por nuestras propias fuerzas sino por gracia de Dios.  Además de los estudios de teología, realicé dos años de experiencia de misión en Israel y Jordania. Este tiempo de misión ha fortalecido mucho mi vocación, me ha mostrado la necesidad que tiene hoy la Iglesia de presbíteros santos y me ha animado a dar mi disponibilidad ante la obra que Dios me presenta.

P. ¿Qué es el diaconado?

R. Es el primer grado del sacramento del Orden. Este orden se recibe en función de un ministerio o servicio como bautizar, celebrar el matrimonio, realizar la lectura del evangelio o la predicar en la homilía. Principalmente es servir.

P. ¿Cuáles son las cualidades que debe tener un sacerdote?

R. La humildad y la disponibilidad en el servicio. Un sacerdote no pone impedimentos a la acción que Dios va realizando en él, de manera que configurado con Cristo, Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, sea Cristo mismo el que viva en él.

P. ¿Cómo os gustaría que os viera la gente cuando seáis sacerdotes?

R. Pues de tal manera que no se queden solamente en lo que hacemos, en “nuestras obras”, sino que puedan reconocer en ellas a Dios que nos ama con locura y nos da la vida, el poder vivir de Su resurrección.

P. ¿Tenéis a alguien como ejemplo?

R. No hay mejor maestro que el mismo Jesucristo, que se hace presente a través de la vida de tantos Santos a lo largo de la historia y en personas que nos rodean hoy. Unos son mis padres, que me han trasmitido la fe desde pequeño. También mis catequistas o los hermanos de mi comunidad neocatecumenal. Por otro lado, muchos presbíteros, algunos de ellos originarios o que han ido pasando por la parroquia de san Mateo de Lucena. No puedo olvidarme tampoco de mis formadores.

P. ¿Con qué os quedáis de este tiempo de seminario?

R. Con todo. Después de este tiempo de seminario no puedo decir otra cosa que “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Sal 125).

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