“El papel de los laicos será cada vez mayor”

Francisco Lorente y Soledad Molina son padres de tres hijos y pertenecen a la parroquia de San Andrés

¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
Procuramos contarnos las cosas, aunque a veces nos cuesta porque nos arrastra el día a día con sus prisas y agobios; y nos gusta tener presente la recomendación del Papa Francisco, pidiendo las cosas por favor, dando las gracias por lo que tenemos y recibimos, y pidiendo perdón por lo que hacemos mal.

¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?
La sociedad que nos rodea es un poco complicada, los valores cristianos no están bien vistos y tenemos la convicción de que deben ser un pilar importante en su educación. Intentamos transmitirles que no todo lo que hace “todo el mundo” tiene que ser bueno, porque lamentablemente muchos de los comportamientos de aquellos que tienen cerca no los deben imitar.

¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
En muchos ámbitos decir simplemente que acabas de salir de misa con tu familia ya suena raro, y ese es uno de los instrumentos que ponemos en marcha con nuestra familia. Procuramos que todos vean con normalidad la asistencia a catequesis, a la misa dominical, a encuentros y “ultreyas de Cursillos”, a campamentos; y que vean que la parroquia es también su casa. La relación con los sacerdotes es otra faceta que cultivamos, poner un cura en nuestra familia y que lo sepan los que nos rodean es otra forma de manifestar nuestra fe y nuestra relación con la iglesia.

La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
La sensación muchas veces es que vamos contracorriente. Asistimos a la misa de las familias de nuestra parroquia, y vivimos con alegría la vida sacramental, aunque hay veces que se hace algo difícil. No somos una familia con mucha vida de oración en común, aquí cada uno va un poco por libre, aunque si nos preguntas cada uno te dirá que dedica algún ratillo diario a pedir y dar gracias.

¿Cuál es vuestra parroquia?, habladnos de vuestra vida en comunidad.
Pertenecemos a la Parroquia de San Andrés Apóstol de Córdoba, nos incorporamos a la vida parroquial coincidiendo con la preparación de nuestro segundo hijo para la primera comunión, y desde entonces vamos caminando y dando pasos en la vida de fe y de pertenencia a nuestra comunidad. Desde hace algún tiempo colaboramos con las redes sociales y con los dibujos y material de apoyo para la misa de las familias, además de ayudar como catequistas en un grupo de postcomunión. Nuestra vida de comunidad tiene dos facetas, por un lado procuramos asistir juntos, como familia, a la misa de familias, siendo conscientes que “estar” ya es un testimonio y una semilla que dejamos en nuestros hijos. Por otro lado, pertenecemos al grupo de matrimonios de la parroquia, una comunidad en la que compartimos la fe, podemos hablar sin vendas, y nos formamos como cristianos, y en el que además rezamos unos por otros.

¿En qué se nota vuestra vinculación al Movimiento de Cursillos de Cristiandad cuando hablamos de familia?
Hace ya cuatro años y medio hicimos el Cursillo de Cristiandad con un mes de separación, y aunque suene a tópico, a todos eso nos cambió bastante la vida, nuestra relación con el Señor y la vivencia de la fe; hasta ese día llevábamos al Señor con nosotros a todas partes, aunque como decimos algunas veces “iba en la parte trasera del coche, en lugar de acompañarnos junto al volante”. Al cabo de un tiempo me invitaron (a Fran) a incorporarme a la escuela de Cursillos de Cristiandad como responsable, y tras un periodo de formación y discernimiento me incorporé en esta aventura de “cursillos”. Las familias del movimiento tienen su espacio en algunas de las actividades que se convocan durante el curso; sin ir más lejos tenemos programada una Ultreya Diocesana en Cabra el día 11 de enero. Estos encuentros permiten a la familia tomar conciencia de que no estamos solos en este camino de la fe, que se puede vivir “en cristiano”.

¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
Lamentablemente con pocos sacerdotes, aunque con vida, porque “no hay quién pueda con ella”; el papel de los laicos será sin duda cada vez mayor, así que es importante conocer y profundizar cada día más en nuestra fe, para defenderla y darla a conocer.

 

 

Fecha y lugar del matrimonio: 3 de noviembre de 2001, en la Parroquia de la Inmaculada Concepción y San Alberto Magno de Córdoba.

Número de hijos y edades: tenemos 3 hijos, Sole de 15 años, Pablo de 12 y Marta de 9.

Un momento de vuestra historia familiar: el nacimiento de nuestros hijos y sus primeras comuniones. Y como no, nuestro cursillo de cristiandad.

Una actividad que comparte la familia en su tiempo libre: a todos nos gusta descubrir cosas cuando viajamos, y por temporadas lo pasamos bien cuando nos da por jugar a alguno de los juegos de mesa que tenemos por casa.

Qué cosas no dejáis de hacer juntos cada día: pues empezamos el día juntos, desayunando todos en la cocina, nos damos los buenos días y nos animamos para afrontar el día y sus actividades.

Qué lugar ocupan los abuelos en casa: nos falta la abuela materna, que murió siendo nuestra hija mayor muy pequeña, aunque como dicen nuestros hijos nos cuida desde el cielo. Los abuelos son nuestra experiencia, los que ya han pasado por muchas de las cosas y de las circunstancias que ahora vivimos.

¿Rezáis por algún sacerdote?: cada año, cada convivencia, cada cursillo, hace que nos crucemos con sacerdotes que incorporamos a nuestra vida, así que cada vez la lista de sacerdotes por los que rezamos es mayor. Nuestro párroco D. Pablo Calvo, es al que más presente tenemos, tanto espiritualmente como en la vida familiar.

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