Didáctica de la oración cristiana “Educamos entre todos”

Nuevo artículo para "Iglesia en Córdoba" del sacerdote Adolfo Ariza dedicado a la enseñanza de la oración

Didáctica de la oración cristiana

Fundamentos (II)

Hay una conocida expresión del teólogo Romano Guardini que podría sintetizar perfectamente el propósito de estos Fundamentos (II) para la Didáctica de la oración cristiana: “La oración es fe en acto”. En esta misma línea, precisamente el Catecismo de la Iglesia Católica enseña con respecto al Misterio de la fe: “La Iglesia lo profesa en el Símbolo de los Apóstoles y lo celebra en la Liturgia sacramental, para que la vida de los fieles se conforme con Cristo en el Espíritu Santo para gloria de Dios Padre. Por tanto, este Misterio exige que los fieles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración” (CCE 2558). Dicho esto, queda bastante claro que la oración no es una ocupación más o un adorno más o menos accesorio en la vida cristiana sino un elemento esencial de nuestra respuesta de fe al Dios que se ha revelado en su Hijo Jesucristo revelándonos también el misterio de la oración.

San Juan Pablo II insistía en esta misma idea en conversación con el escritor André Frossard : “La necesidad de orar y de adorar nace en el hombre como una respuesta de la fe a la palabra del Dios vivo, como expresión de su encuentro con este Dios que se dirige a él, que le manifestó su amor precisamente entrando en la Historia”. Y retornando al magisterio de Guardini es útil recordar: “La oración sólo puede brotar de una fe viva. Pero la fe – y con esto se cierra el círculo – únicamente puede ser viva si se ora. La oración no es una actividad que pueda ejercitarse o abandonarse sin que la fe sea por ello afectada. La oración es la expresión más elemental de la fe, el contacto personal con Dios, al que, fundamentalmente, está orientada la fe. Es posible que la oración deje de fluir durante algún tiempo sin que la fe se atrofie, pero, a la larga, es imposible creer sin orar, así como no se puede vivir sin respirar” (Introducción a la vida de oración).

Desde estos planteamientos se resuelve también una de las cuestiones no siempre bien comprendidas en el “día a día de la vida de la Iglesia”: La relación entre oración litúrgica y oración personal. El Catecismo de la Iglesia Católica formula la siguiente “ecuación”: Si “la Liturgia es […] participación en la oración de Cristo, dirigida al Padre en el Espíritu Santo” y “en ella toda oración cristiana encuentra su fuente y término” (CCE 1073), conviene subrayar cómo “la oración interioriza y asimila la Liturgia durante su celebración y después de la misma. Incluso cuando la oración se vive ‘en lo secreto’ (Mt 6, 6), siempre es oración de la Iglesia, comunión con la Santísima Trinidad” (CCE 2655).

 

Adolfo Ariza Ariza

Delegado Diocesano de Catequesis

Director y profesor del ISCCRR Beata Victoria Díez

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