“Damos gracias a Dios por estar de nuevo con Él en su capilla”

La capilla de adoración perpetua situada en la parroquia Nuestra Señora de Consolación vuelve a reabrir sus puertas

 

El día 16 de marzo, debido a la situación del estado de alarma, se tuvo que cerrar la capilla de adoración perpetua de la diócesis de Córdoba tras cinco años abierta ininterrumpidamente, con personas en su interior las 24 horas del día y los 365 días del año.

Esta capilla, situada en la parroquia Ntra. Sra. de Consolación, ha vuelto a abrir sus puertas esta semana, lo que supone un motivo de inmensa alegría para todos los fieles que conforman los turnos de adoración. En este momento y siguiendo las recomendaciones sanitarias, se ha podido reabrir la capilla con ciertas limitaciones, que afectan principalmente al aforo, que se reduce a un máximo de 10 personas en la capilla que se podrán situar en los bancos dispuestos para guardar la distancia de seguridad, así como usar obligatoriamente mascarilla y gel desinfectante. “Apelamos a la responsabilidad para cumplir con estas medidas e invitamos a las personas a que acudan a visitar al Señor con precaución”, explica Lorenzo como coordinador de los turnos de adoración, quien recuerda cómo ha vivido este periodo de confinamiento. “Se nos invitó a todos los adoradores a mantener nuestro turno de adoración y lo hemos hecho a través de conexiones vía internet con parroquias y lugares sagrados en los que el Señor estaba expuesto, pero han sido semanas difíciles en las que hemos necesitado estar con el Señor y presencialmente no hemos podido”, recuerda.

Los coordinadores de capilla han trabajado durante estos quince días para poder reabrir la capilla y cuadrar los turnos de tal manera que el Señor nunca esté solo, como así ha sido desde que abriera sus puertas hace cinco años. “Necesitamos al Señor en nuestra vida y damos gracias a Dios por poder estar de nuevo junto a Él en su capilla”, indica Lorenzo, quien coincide en esto con Pilar Albalá, una de las adoradoras habituales en esta capilla, que emocionada relata cuánto ha echado de menos durante estos dos meses poder tener contacto directo con Él. “Lloré de alegría cuando entré a la capilla y me vi frente a él, no hay palabras para describir este momento, es un encuentro de paz, un encuentro necesario para todos y un lujo saber que siempre está ahí para lo que te haga falta”, asegura.

Aunque en estos momentos hay personas que no pueden volver por las circunstancias actuales (personas de edad avanzada, de riesgo, de fuera de la ciudad…), la capilla reabre sus puertas con los turnos completos para no dejar nunca solo al Señor.

COMPARTIR EN REDES SOCIALES