“Córdoba fue la capital del Califato y la potencia de la comunidad mozárabe en Córdoba fue extraordinaria”

La segunda jornada del Congreso se ha cerrado con una profundización sobre la historia y el arte de la cultura mozárabe

Una serie de comunicaciones han continuado con las sesiones del Congreso que han arrojado luz sobre algunas inscripciones ubicadas en la Mezquita Catedral de Córdoba y el conflicto interracial e interreligioso de mozárabes, judíos, bereberes y muladíes. La directora académica del Congreso, Gloria Lora, ha disertado sobre este último asunto poniendo de relieve que Córdoba fue la capital del Califato y que la potencia de la comunidad mozárabe en Córdoba fue extraordinaria. “La comunidad mozárabe es muy activa y no está dispuesta a que los pactos que se fijaron a comienzos del siglo VIII se hayan ido rompiendo, junto a otras comunidades religiosas que hay en Al-Ándalus, es decir, la judía, la berebere y la muladíes. Todas van a luchar contra el poder de Córdoba para que se le reconozcan sus pactos, su situación en el seno de la sociedad andalusí” ha explicado la directora académica del Congreso quien ha expuesto sobre la mesa un conflicto entre varias etnias, distintas creencias judías, cristianas y musulmanas, que los mozárabes tienen muy presentes.

Para Lora, la importancia de este Congreso es precisamente “hacer una revisión historiográfica sobre los mozárabes fruto de la investigación de casi diez o quince años”.

También, el Catedrático de Historia Medieval, Rafael Sánchez Saus, ha hablado en su intervención de “Los mártires mozárabes. Modelos femeninos de heroísmo y santidad bajo dominio islámico”.

Saus realizó una presentación del modelo de santidad y heroísmo que reflejan las diez cristianas que fueron martirizadas en Córdoba entre 851 y 859, en el transcurso del movimiento martirial que sacudió a la sociedad andalusí en esos años.

Y es que uno de los aspectos de la historia de Al-Ándalus menos conocidos es cómo se desenvolvió, en un país esencialmente árabe e islámico, la vida de los cristianos que lo habitaron. Durante más de doscientos años tras la conquista de 711-719, los cristianos siguieron siendo una amplia mayoría bajo el duro dominio musulmán, y luego una minoría decreciente hasta su completa extinción en el siglo XII a consecuencia de la progresiva islamización, la emigración en masa y las persecuciones. Hacia el año mil, aquellos viejos hispanos de religión católica habían absorbido hasta tal punto la lengua y las costumbres de sus dominadores que en el reino de León recibieron el nombre de mozárabes.

La jornada ha culminado con una mesa redonda titulada “Los mozárabes a través de la novela histórica española”. En ella, se han dado cita diversos autores de novelas popularmente conocidas, como el profesor José Calvo Poyato, autor de la novela “El último tesoro visigodo” o el sacerdote y escritor Jesús Sánchez Adalid, conocido popularmente por su novela “El Mozárabe”.

En la mesa, se ha expuesto a los asistentes cómo se ha tratado el mundo de los mozárabes en la literatura: su realidad, su vida, su situación en Al-Ándalus, etc. “Es muy importante destacar su voluntad de persistencia en cuanto a sus creencias religiosas, a pesar de que en aspectos culturales de la vida diaria se islamizaron, puesto que el mundo mozárabe sigue siendo importante trescientos años después”, ha asegura Calvo Poyato. Algo en lo que coincide Sánchez Adalid al referirse al mundo mozárabe. Precisamente éste, en su novela “El mozárabe” tuvo la oportunidad de realizar una investigación de los cristianos que habían formado aquella iglesia visigoda. “Cuando pensábamos que había desaparecido, no era así, sino que eran los mozárabes y de ahí salió mi novela que tanto interés ha tenido”, ha indicado. Ahora, este conocido autor y amante de Córdoba, ha publicado “Las armas de la luz”, donde cuenta un tema del que apenas había datos. Relata cómo los Condes catalanes saquearon Córdoba en el año 1.010 y fue “la puntilla final para el Califato”.

El Congreso continuará el sábado, durante todo el día, en la nave de Almanzor.

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