“Bienvenida, señora, a esta casa que es la Iglesia”

El obispo de Córdoba ha recibido a la Virgen de Araceli en el templo principal de la Diócesis tras procesionar por las calles de la ciudad

Entre vítores, flores y una inmensa multitud de fieles, María Santísima de Araceli ha recorrido en la mañana de este domingo, 13 de febrero, las calles de la ciudad hasta llegar al templo principal de la Diócesis, donde ha sido recibida por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, dejando estampas para el recuerdo de los lucentinos y todos sus devotos en una jornada histórica, pues ha sido la primera vez en su historia que procesiona en Córdoba.

La Virgen de Araceli radiante con su bendito Niño tras la restauración a la que se han sometido durante más de cuatro meses en el taller Regespa, comenzó su desfile procesional desde la parroquia de San Francisco y San Eulogio rumbo al templo principal de la diócesis rodeada de multitud de fieles, llevada por su cuadrilla de santeros y acompañada por la Sociedad Didáctico Musical de Lucena.

Minutos antes de las once de la mañana, la Patrona del Campo Andaluz hacía su entrada al templo principal de la diócesis vitoreada por quienes la rodeaban hasta llegar a la Puerta de las Palmas, donde la esperaba el Obispo.

Monseñor Demetrio Fernández ha dado la bienvenida a la imagen y a todos los presentes aclamando: “Sed bienvenida, señora, a esta casa que es la Iglesia, la comunidad de los hijos de Jesucristo. Los lucentinos y los aracelitanos damos hoy gracias a Dios por tener Madre”.

En su alocución, el prelado ha instado a la Virgen a bendecir a todos los que la han acompañado en este día gozoso, “a todos los devotos de tu advocación, María Santísima de Araceli” y ha añadido: “Madre de la Iglesia protege a todos los que te invocamos y que tu paso por esta Santa Iglesia Catedral de Córdoba nos llene a todos de alegría y nos haga sentirnos hijos fieles de la Iglesia”.

Seguidamente, ha dado comienzo la celebración de la santa misa ante unas naves catedralicias repletas de fieles.

Mirar siempre a María

En su homilía, monseñor Demetrio Fernández ha comenzado saludando a la Virgen y elogiando su rostro, pues “nos hace conectar con nuestra Madre del cielo”. “La Virgen mueve los corazones y hoy a los lucentinos os ha traído a la Catedral de Córdoba para celebrar la misa del domingo y venerarla”, ha manifestado.

El pastor de la Diócesis ha recordado además la importancia de confiar en Dios, asegurando que “cuando Dios está ausente en el trabajo, en la vida social o en la vida pública, el hombre sale perdiendo”. Al hilo de esto, ha indicado además que si nuestro corazón no está puesto en Dios, tendremos una felicidad a corto plazo.

Ha concluido recordando que la vida cristiana es mirar a María, porque “al mirarla a Ella entendemos lo que Dios quiere de nosotros, Ella ha confiado siempre en Dios, produce la paz en los corazones, en Ella se cumplen las bienaventuranzas de su hijo Jesucristo y en Ella está el espejo donde podemos mirarnos”. “Ella te dará la paz y la alegría en el alma y en el corazón, como ha experimentado Lucena, donde la devoción a la Virgen de Araceli se ha convertido en un pueblo entero que ha experimentado que teniendo a María tiene todo”, ha aclamado.

Encuentro de novios

 

La celebración ha coincidido además con el Encuentro diocesano de Novios organizado por la delegación de Familia y Vida.

Una treintena de parejas han acudido al templo principal de la diócesis a celebrar la santa misa y recibir la bendición del Obispo, quien les ha animado a tener siempre presente en los hogares que van a construir una imagen de la Virgen para acudir a Ella.

Al término de la celebración, la Archicofradía ha entregado a los novios un rosario de la Virgen para que los acompañe en su camino de fe.

 

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