Agrónomos celebra a su patrón, San Isidro

La Asociación de Antiguos Alumnos de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba ha celebrado una eucaristía en San Miguel. Hoy su presidente, Francisco Montes, reflexiona sobre la institución universitaria

LA UNIVERSIDAD AYER Y HOY

Los orígenes

La Universidad es una de las instituciones más antiguas de Occidente, con más de ocho siglos de existencia. Las primeras Universidades en la Europa cristiana aparecen de la mano de la Iglesia en Francia, Italia y España. Cada una se especializó en determinadas ciencias; así la Universidad de París fue famosa por su Facultad de Teología que, unida a la Catedral de Nôtre Dame, será la primera Universidad creada en 1231 y contará con maestros como Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura; Bolonia lo es por su Facultad de Derecho, Montpellier por la de Medicina y Salamanca constituida en 1243, por Fernando III el Santo, lo será por sus estudios de leyes. No podemos olvidar la Universidad de Alcalá de Henares, fundada por el cardenal Cisneros que es de fecha posterior.

Los estudios iniciales del alumno de una Universidad Medieval se centraban en el currículo de las artes liberales tradicionales. El trivium consistía en gramática, retórica y lógica; el quadrivium abarcaba aritmética, geometría, astronomía y música. Se conocieron como artes liberales (Lat.liber, libres) porque sirven al propósito de entrenar al hombre libre, en contraste con las artes liberales, que tienen fines económicos (la artesanía, arquitectura, escultura o pintura).

En consecuencia, la Universidad Medieval no tiene como preocupación principal la investigación; por ejemplo la alquimia, que combinaba elementos de la química, metalurgia, medicina o astrología, se desarrolló al margen de la Universidad.

La Universidad Medieval tampoco se ocupaba de formar profesionales, éstos lo hacían como aprendices en los talleres de los maestros. Se dedicaba fundamentalmente a la transmisión de la cultura general, a través de la teología, la filosofía y las artes.

Y es que en la Edad Media la cultura no es un ornato de la mente, sino el sistema de ideas sobre el mundo y  la humanidad, repertorio de ideas y convicciones que dirigían la  existencia del hombre.

Las misiones de la Universidad en el mundo actual son tres: la tarea docente, la tarea investigadora y la transmisión de la cultura.

Comparada con la Universidad Medieval, la Universidad Contemporánea ha complicado enormemente la enseñanza profesional, que aquella en germen proporcionaba, y ha añadido la investigación, quitando casi por completo la enseñanza o transmisión de la cultura.

 

D. José Ortega y Gasset advertía con tono apocalíptico, en el año 1932  poco antes de la 2ª Guerra Mundial,  de los peligros que este hecho suponía para la sociedad:

“Esto ha sido evidentemente una atrocidad. Funestas consecuencias de ello que ahora paga Europa. El carácter catastrófico de la situación presente europea se debe a que el inglés medio, el francés medio el alemán medio son incultos, no poseen el sistema vital de ideas sobre el mundo y el hombre correspondientes al tiempo. Ese personaje medio es el nuevo bárbaro, retrasado con respecto a su época. Este nuevo bárbaro es principalmente el profesional, más sabio que nunca, pero más inculto también,-el ingeniero, el médico, el abogado, el científico…

Hoy mandan en las sociedades europeas las clases burguesas, la mayoría de cuyos individuos son profesionales. Importa, pues, mucho a aquellas, que estos profesionales, aparte de su especial profesión, sean capaces de vivir e influir vitalmente según la altura de los tiempos”.

(José Ortega y Gasset. Misión de la Universidad. Revista de Occidente 1.930. Reeditada por Alianza Editorial 1.982)

Es conveniente destacar el aspecto instrumental de la cultura como determinante de las pautas de comportamiento de los pueblos. Misión ineludible de la Universidad es la transmisión de la cultura, aunque ésta no es monopolio de la Universidad, sino patrimonio de la sociedad a la que pertenece.

En los últimos años nuestra Universidad ha tomado conciencia de ello pero, sin descuidar la docencia e investigación, labor esencial y que es lo que prioritariamente promociona hoy día al profesorado universitario, habría que incentivar la transmisión de la cultura, teniendo en cuentas una serie de exigencias éticas, entre las que son esenciales: distinguir lo auténtico de lo adventicio, evitar la manipulación de la cultura para unos fines determinados, crear un ámbito de libertad para la expansión de la cultura y por último, la defensa de las identidades de las subculturas existentes en una sociedad de clases estratificadas.

 

                                                                           Francisco Montes Tubío

                                                                           Universidad de Córdoba

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