18 de Mayo, Solemnidad de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral

El 18 de mayo se celebra la fiesta de la dedicación de la Catedral de Córdoba, una fiesta en la que se conmemora la consagración católica del templo principal de la Diócesis. Con este motivo, el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández ha presidido la santa misa esta mañana en el templo principal de la Diócesis.

El 18 de mayo, la diócesis de Córdoba conmemora la fiesta de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, motivo por el que cada año el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, preside la santa misa desde la sede de Osio.

El pastor de la Diócesis, acompañado por el deán presidente del Cabildo y otros canónigos de la institución capitular, ha explicado en su homilía el significado de esta festividad propia del calendario litúrgico cordobés desde el siglo XV. Asimismo, ha recordado aquella primera ceremonia de dedicación que tuvo lugar en el año 1146, en la que intervino don Raimundo, arzobispo de Toledo, y el monarca Alfonso VII.

En la Diócesis, este día es Fiesta, mientras que en la Catedral se celebra como Solemnidad. Así lo explica también el canónigo Tomás Pajuelo en el siguiente artículo:

Este día tiene una gran importancia histórica y de fe. Según cuentas las crónicas de la dedicación conservadas en el Oficio de la Dedicación, que se encuentra en el Archivo de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, “el Emperador Alfonso VII, después de dividir el Reino entre sus hijos, formó un gran ejercito de caballeros y gente de armas, tan grande que era capaz de infundir miedo a quien se le enfrentara. Llegó a Córdoba y estando aún en las cercanías el Príncipe Ibn Ganiya, señor de la ciudad, le entregó las llaves de la ciudad y se convirtió en su vasallo. De inmediato, D. Rimundo, primado y Arzobispo de Toledo, a quien acompañaba el Emperador Alfonso VII, entró en la ciudad y, juntos, se dirigieron a la Mezquita Mayor. D. Raimundo celebró la Santa Misa y el canto de las horas litúrgicas, según costumbre de la Santa Madre Iglesia. Era el 18 de Mayo de 1146.”

Desde ese día, se ha celebrado la Eucaristía todos los días y se ha celebrado el oficio divino en la Santa Iglesia Catedral. Es de vital importancia tomar conciencia de lo que supone este hecho, pues está claro que desde 1146 hasta nuestros días, excepto un periodo en el que Córdoba fue reconquistada por los musulmanes, nuestra Catedral ha sido el Templo Madre de todos los cristianos cordobeses. ¿Qué significa la Catedral para un Cristiano? Es la Iglesia Madre de la Diócesis, en ella está la Cátedra del Obispo, sucesor de los Apóstoles, desde ella Enseña, Rige y Santifica al Pueblo de Dios. Es el signo visible de la presencia apostólica en nuestra diócesis. Es donde el Obispo junto con los Canónigos, sacerdotes que se encargan del culto, mantenimiento y vida de la Catedral, celebra los sacramentos, enseña como maestro y rige como sucesor de los apóstoles, al pueblo cristiano. Todos los cristianos católicos de Córdoba tenemos la Catedral como referencia de nuestra pertenencia a la Santa Madre Iglesia, nuestra condición de hijos de la Iglesia y como signo de la sucesión apostólica. Todos nosotros unidos al Papa Francisco, a nuestro Obispo Demetrio y a todo el pueblo santo de Dios, celebramos unidos en la Catedral, recibimos los sacramentos y podemos llenarnos de la Gracia de Dios.

Celebremos este día con gozo, con profundo sentido de pertenencia a la Santa Madre Iglesia, con verdadera conciencia de formar parte de una gran familia que tiene como casa principal, desde 1146, la Santa Iglesia Catedral. Esa unidad se manifiesta en las grandes solemnidades litúrgicas en las que el Obispo preside la Eucaristía y celebra junto con los capitulares y todos los sacerdotes, y con el pueblo fiel; el Corpus Cristi, La Semana Santa, El Triduo Pascual, La Misa Crismal, las Ordenaciones, las Confirmaciones etc… y tantos y tantos momentos únicos de encuentro con Dios en la Santa Iglesia Catedral.

Que al celebrar esta solemnidad, tomemos conciencia de lo importante que es la Catedral en la vida de nuestra diócesis, que nos demos cuenta que de ella fluye el ministerio apostólico de nuestro Obispo y se garantiza el culto, la caridad y el servicio espiritual y material a toda la diócesis.

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