Los pilares de nuestra tarea educativa

El miércoles, 20 de marzo de 2019, se celebró una Jornada del Educador en la Vicaría de la Sierra. Tuvo lugar en Pozoblanco, en el salón de actos del IES Antonio Mª Calero. Es la primera que se realiza convocando a todo el profesorado presente en esta Vicaría después de que el curso pasado tuvimos un encuentro de todos con motivo de la visita pastoral del obispo.

Contamos con D. Bartolomé Calero Rubio, profesor de Tecnología en el Instituto en que celebramos la Jornada, como primer ponente. Lleva ya 21 años de práctica docente y ha colaborado en diferentes centros de profesorado de la provincia de Córdoba para la formación de profesores. “Ser maestro: una vocación”: así quiso titular su charla. En ella nos comunicó con mucho entusiasmo el valor de nuestra vocación como compañeros de camino de tantos niños y jóvenes, los fundamentos de la misma y las actitudes que nos deben mover. “En nuestras manos no tenemos la solución a todos los problemas del mundo, pero ante los problemas del mundo, sí tenemos nuestras manos”, nos dijo. Sólo a través del individuo podremos llevar a cabo la tarea de cambiar la educación mejorándola. Cada alumno importa. “Los jóvenes no sólo deben ser amados, sino que deben notar que se les ama”, como decía Don Bosco.

Tras un descanso, que nos ofreció la oportunidad de compartir y convivir, tuvo lugar la segunda ponencia. Estuvo a cargo de Dña. Purificación Bejarano Prats, profesora en el centro de Magisterio Sagrado corazón de Córdoba. Nos habló sobre “la motivación en la tarea docente”, tema sobre el que ha realizado su tesis doctoral. Nos ayudó a entender el verdadero sentido de la motivación: “educar es motivar, ayudar a la persona a encontrar el sentido de la vida”, nos dijo. La motivación es el motor que nos mueve a la acción y nos debe conducir a alcanzar la libertad. El profesor debe aspirar a sacar lo mejor del alumno, a generar unos deseos que no le desvíen del verdadero sentido de la vida. La educación debe enseñar a luchar, a hacer frente a la adversidad. Es importante no quedarse sólo en la motivación extrínseca, sino  potenciar sobre todo la intrínseca y aspirar a conseguir la motivación trascendente. Con esta última se aspira a conseguir que el educando actúe buscando el beneficio de los demás y que aprenda a vivir en actitud de servicio.

Realmente en esta Jornada del Educador pudimos entender mejor los pilares de nuestra tarea educativa.

Agradezco enormemente a los profesores de Religión que  han colaborado con la Delegación Diocesana de Enseñanza para poder organizar este encuentro en la Vicaría de la Sierra.

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