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Documentación histórica sobre la titularidad de la Catedral

Manuel Nieto Cumplido, Doctor en Historia Eclesiástica por la PontificiaUniversidad Gregoriana de Roma y Canónigo Archivero de la Catedral, publicó hace unos años en Ediciones Cajasur un libro titulado La Catedral de Córdoba. Esta obra es el gran referente incluso a nivel internacional, por el rigor en su documentación, de este templo declarado Patrimonio de la Humanidad.
Ahora, el canónigo archivero ofrece una serie de documentos históricos que demuestran la conciencia clara que desde 1236 existe sobre la titularidad de la Catedral, antigua mezquita. Entre estos testimonios históricos encontramos la “Primera Crónica General de España” de Alfonso X el Sabio, del siglo XIII; la “Historia de rebusHispaniae” del arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, del siglo XIII; la “Crónica latina de los Reyes de Castilla” del obispo de Osma, Juan Domínguez, igualmente del siglo XIII; una bula concedida a Fernando III por el Papa Gregorio IX; en 1428 sucedió en Córdoba un hecho en el que se reconoce por la autoridad civil el derecho de asilo en la Catedral, ya que un grupo de personas buscadas por la justicia se refugiaron en este templo sin poder intervenir en el interior la autoridad civil; y un testimonio fehaciente lo encontramos en época del rey Felipe IV -1659- en el que agradece al obispo “como dueño lexítimo” el poder trasladar la nueva Capilla Real.

Los tres primeros textos –siglo XIII-

Desde el 29 de junio de 1236, el templo es Catedral. A ellos aluden los tres primeros textos citados en el párrafo anterior y que datan del siglo XIII. De estos documentos históricos se extrae claramente que el monarca castellano, Fernando III, entrega la propiedad de la Mezquita a la autoridad eclesiástica con pleno consentimiento. De hecho, era una práctica habitual realizada en otras ciudades como por ejemplo Toledo. Lo que se realizó fue un rito que se recogía en el pontifical romano: purificación exterior, consagración del altar y celebración de la misa. Hasta tres veces el Obispo de Osma, Juan Domínguez, rodeó todo el muro exterior del templo esparciendo agua bendita. Ese mismo día, tras la consagración del altar, se dedicó el templo a la “onra de la bienaventurada Virgen María”. Fue el mismo Obispo de Osma quién presidió la celebración de la misa.
El 20 de junio de 1239, tres años después, una vez nombrado y consagrado obispo de Córdoba Lope de Fitero, el templo pasó a ser Catedral. Esta ceremonia concluyó con el obispo tomando asiento en la cátedra, en el llamado rito de “inthronizatio”, por el que se le da nombre a toda catedral.

Desde el inicio la autoridad civil reconoció la titularidad

El rey que entregó la Mezquita a la Iglesia fue Fernando III. Ya desde esta época la autoridad competente –en este caso el rey- reconoce la titularidad eclesiástica del templo. Lo demuestra una bula concedida a Fernando III por el Papa Gregorio IX.
El Rey solicita al Papa que le permitiera ejercer derecho de presentación para la colación de cuatro futuras canonjías, es decir, quería poder presentar a cuatro clérigos al puesto de canónigos. Fernando III reconoce que aun siendo rey no puede ejercer ningún acto de gobierno en el ya templo cristiano ni en su administración. Gregorio IX, desde Viterbo, responde al monarca concediéndole esta bula.

El caso de las “tensiones sociales”

Este estudio lo realizó en 1976 Fernando Mazo Romero, profesor de Historia Medieval de la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba. El texto en cuestión fue presentado en el I Congreso de Historia de Andalucía que fue editado por Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba en 1978. El profesor lo tituló “Tensiones sociales en el municipio cordobés en la primera mitad del siglo XV”.
En este estudio se demuestra como en el año 1428 se ejercía el derecho de asilo en la Catedral, al que se acogieron como lugar aforado unos delincuentes sin que la justicia pudiera entrar en el templo para apresarlos, pues estaba sometido exclusivamente a la autoridad eclesiástica.

El agradecimiento de un rey al “dueño lexítimo”

El actual crucero de la Catedral fue construido entre los años 1523 y 1607. En esos años se barajaron hasta cuatro proyectos de Capilla Real, lugar que fue de sepultura de Fernando IV y Alfonso XI. En 1659 el obispo Francisco de Alarcón mantuvo una asidua comunicación con el monarca Felipe IV. En una de ellas podemos leer “reverendo en Christo padre y obispo de Cordova don Francisco de Alarcón, como dueño lexítimo de la fábrica de la dicha iglesia –que- me ha servido graciosamente con el sitio muy capaz en ella para mudar y trasladar a él la dicha mi capilla…”. Por la que el Rey reconoce sin género de dudas que la propiedad de la Catedral