Nicolás Hidalgo García

Sacerdote (Moriles, Córdoba, 7 diciembre 1870 - Bujalance, Córdoba, 21 agosto 1936, 65 años)

Por Miguel Varona Villar, director del Secretariado diocesano para las Causas de los Santos

Hijo de Ildefonso Hidalgo Pintos y Antonia García Jiménez, campesinos, le bautizaron en la Parroquia de San Jerónimo de su pueblo natal, a los tres días de nacer. Fue su tercer hijo varón, y su hermano mayor Manuel también fue sacerdote.

De familia sencilla y humilde, siempre fue apoyado por ésta, en especial por su tío materno sacerdote don Rafael García Jiménez. Cuando nombraron a su tío coadjutor de la Parroquia de Fernán-Núñez, el niño Nicolás le acompañará con su familia, y allí pide su solicitud de ingreso en el Seminario de San Pelagio: “Desea servir a Dios Nuestro Señor en el estado eclesiástico”. El informe del párroco avala su disposición: “Es un joven de buenas costumbres, y que manifiesta a su corta edad (10 años) cierta inclinación a las cosas eclesiásticas”.

Sus años de formación y estudios en el Seminario certifican sus cualidades académicas, gracias al gran nivel intelectual que sustenta el plan de estudios del Obispo Fray Ceferino González.

Recibió la ordenación sacerdotal en mayo de 1893, con sólo 23 años (con la preceptiva dispensa de edad), y es destinado a Bujalance como capellán de las Carmelitas Descalzas. Por poco tiempo, pues el 1 de septiembre de ese año toma posesión, como cura ecónomo, de las Parroquias de Azuel y de Cardeña.

En 1894 recibe el nombramiento de coadjutor de la Parroquia de San Francisco de Bujalance, como colaborador de su tío sacerdote don Rafael. Siguiendo la ordenada vida de un coadjutor, don Nicolás asume la empresa de capacitarse en Derecho Canónico, que culmina brillantemente en 1897.

El 1 de febrero de 1902 se le nombra cura ecónomo de la Aldea de Doña Rama. En otoño de ese mismo año, es nombrado cura ecónomo de la Iglesia Parroquial de San José en Villaviciosa.

En febrero de 1909 su tío, entonces Arcipreste de Bujalance, sufre un ataque cerebral, y don Nicolás acude a su lado. El fallecimiento de su tío se produjo el 10 de junio; y, al día siguiente, se le nombra cura ecónomo de la Parroquia de San Francisco. En julio de 1909 el Obispo convoca el concurso de curatos. La resolución del concurso viene a satisfacer plenamente sus deseos, siendo nombrado cura propio de aquella parroquia.

Don Nicolás cumple con la homilía en la Misa dominical, imparte la enseñanza del Catecismo los domingos y festivos a niños y adultos, y fomenta algunas devociones. En 1930 dirá que hay en su feligresía unos 1.000 niños, asistiendo a catequesis sólo 200 niños y 329 niñas.

Frente a la acción hostil de los anarquistas en el pueblo, no ve otra vía de apostolado que el de la buena prensa y las misiones populares que se daban cada siete años. Don Nicolás ocupará muchas horas de su tiempo como confesor. Era confesor ordinario de las Hijas de la Caridad y de las Escolapias, y extraordinario de las Terciarias Franciscanas de la Divina Pastora.

Tras el Alzamiento del 18 de julio, el “Comité Revolucionario”, formado por tres representantes de la CNT, otros tres de la UGT, un comunista, uno de Izquierda Republicana y otro de Unión Republicana, detuvo a los sacerdotes de la localidad en la mañana del día 21. El día 22, un humo negro comenzó a penetrar en la prisión donde todos ellos estaban detenidos, como resultado del incendio de la céntrica Iglesia de San Francisco y de su casa parroquial, ambas colindantes a la citada cárcel.

Durante el mes que don Nicolás pasó en prisión, unas mujeres le hicieron una muda para cambiarse, y sólo se alimentaba del chocolate que le proporcionaban desde fuera de la cárcel. El 21 de agosto fue sacado de la cárcel y obligado a subir a un camión. Como sufría un defecto en el pie, cayó en el intento, creyendo los milicianos que trataba de huir. Una persona que tomó parte en los hechos contó después que, al caer don Nicolás al suelo, uno de los presentes lo decapitó y gritó: “Este no se escapa”.

Fue enterrado en el Cementerio de Cañete de las Torres, con el resto de los fusilados ese día. Cuando exhumaron su cadáver y lo reconocieron, lo encontraron decapitado.

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