José Camacho Moreno

Sacerdote. (Los Blázquez, Córdoba, 5 enero 1891- Belalcázar, Córdoba, 20 agosto 1936, 45 años)

 

Por Miguel Varona Villar, director del Secretariado diocesano para las Causas de los Santos

Sus padres, Rafael Camacho Tocado, labrador, y María Moreno Díaz, le bautizaron a los tres días de nacer en la Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario de Los Blázquez. Tenía una hermana más (vivía con él cuando fue martirizado). Fue confirmado el 6 de abril de 1894, en la visita pastoral de Mons. Sebastián y Herrero Espinosa de los Monteros, el 6 de abril de 1894.

Cuando con 13 años solicita ingresar en el Seminario de San Pelagio, el informe reservado del párroco afirma que no conoce bien su conducta, y aunque “los antecedentes de la familia no son malos, lamentando únicamente en ella lo que hoy por desgracia es general, el abandono y la apatía en la cuestión religiosa”, recomienda su ingreso porque, cree, “esta apatía desaparecerá una vez admitido al Seminario”. Sus estudios eclesiásticos fueron normales, con una media de notable.

Recibió el presbiterado el 2 de junio de 1917. Un mes después recibió el destino de coadjutor de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación en Monterrubio de la Serena (Provincia de Badajoz y entonces Diócesis de Córdoba). Al mes de su estancia, pide participar en el concurso de curatos propios, proponiendo las parroquias de Peraleda del Saucejo y Aldea de Cuenca.

De la Parroquia de El Salvador de esta última tomó posesión como párroco el 16 de mayo de 1918. Allí transcurrirán 11 años de su vida, en una sencilla aldea de 921 habitantes. El panorama religioso era desolador, con un ambiente de incredulidad e indiferencia generalizadas. Y el estado de la iglesia parroquial era aún más lamentable. Pero don José se aplicó intensamente a la catequesis parroquial, cosechando ciertos frutos, en especial un aumento de niños en la catequesis.

Fruto de su estudio, que nunca abandona, consigue el curato propio de Belalcázar en 1928. Durante la II República, don José mantiene una vida parroquial intensa, ya bien establecida por tradición en ella. Los domingos asisten 260 niños a catequesis. También tiene catequesis de adultos y funda la Acción Católica y la Juventud de Propaganda Católico-Social, con la bendición del Obispo Pozuelo. Mantiene una escuela parroquial de adultos, predica, visita enfermos, asiste a Ejercicios Espirituales, confesiones, incluso bautiza a algunos niños que no lo estaban y consigue que algunas uniones civiles reciban el Sacramento. Don José trabaja en estrecha colaboración con sus dos coadjutores y es querido por el pueblo.

El 18 de julio de 1936 Belalcázar se suma a los sublevados, situación en la que permanece hasta el 14 de agosto. La toma de este pueblo por la II República registró una de las represiones más fuertes de toda la Provincia de Córdoba: 183 víctimas.

Una de ellas fue don José, y dos sacerdotes más (también mártires). Estuvo preso en el antiguo Hospital de San Antonio, sede de la Acción Católica. Durante la prisión, don José y sus compañeros fueron víctimas de malos tratos y torturas, con ultrajes, insultos y hasta maltratos físicos.

Entre las 19 víctimas que fueron conducidas hasta “El Tomillar” en la madrugada del 20 de agosto, estaban los sacerdotes citados: don José, su coadjutor don Francisco Barbancho González y el capellán de las Monjas de Santa Clara, don Lorenzo de Medina García. Consta que antes de ser fusilados fueron obligados a cavar su propia fosa común. Y que don José pidió morir el último y fue dando la absolución a todo el grupo.

“En Belalcázar el párroco D. José Camacho Moreno fue fusilado en el camino de esta villa a Cabeza del Buey en agosto de 1936” (Escrito de la Causa General de Córdoba, 24 de agosto de 1939; Informe del Provisorato de Córdoba para la Causa General, 22 de noviembre de 1940).

En el lugar del asesinato existe hoy una cruz, indicando el lugar donde sus cuerpos fueron sepultados; más tarde todos fueron exhumados y colocados en un panteón en el centro del Cementerio de Belalcázar. Allí reposan hoy sus restos, los de sus compañeros mártires y los de los demás asesinados.

Don José fue asesinado única y exclusivamente por su condición sacerdotal y su pertenencia a la Iglesia Católica, pues nunca habló de política ni le se le conocía afiliación política alguna.

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